Cosas pintorescas de la edad… ahora que tengo 40, mujer e hijo, como más.
Hace unos 10 años pesaba 50, a lo sumo 55 kilos. Ahora supero los 70 kg.
Yo no comía así. Comía como un pajarito, y estimo que por eso era flaco. Ahora sigo siendo flaco, pero más inflado y con una panza de embarazada primeros meses.
Ahora me puedo clavetear un vacío consistente en dos normales -a generosas- tiras de nerca bien asada, empapada en chimichurri y salsa criolla a cada bocado y claro que sal, junto a su clásica compañera la ensalada mixta de lechuga tomate y cebolla enaceitada (oliva) y enacetada.
De primera no parece una gran cantidad de comida, pero manducarse eso es otro cuento. Hace un par de años no lo terminaba. Esta vez llegué a preguntar, sin concretar, que había de postre.
A continuación, el momento escatológico. Una variación notoria con el aumento de ingesta alimentaria fue el aumento de defecaciones. De una ordenada y pulcra caquita de la mañana, ejecutada con regularidad, a dos o tres al día según el tipo de alimentación, frecuencia, cantidad de comida a destiempo (fuera de los horarios estándares) y demás factores que únicamente favorecieron el engorde del tipo.
Aunque no estoy seguro, estimo que este no-estético tema de las cacoteaciones tiene que ver con la regularidad de la ingesta. Me parece que haciendo exclusivamente las clásicas dos comidas diarias, almuerzo y cena se puede llegar a una defecación diaria. Comiendo porquerías todo el día al parecer el cuerpo no lo aguanta y tiene que eliminar la basura.
Clavéme un vacío con ensalada fue publicado en GATTACA el 2010-08-24. - gattaca.com.ar